Las hortensias otoñales gallegas son sin duda las protagonistas de esta composición. En esta época del año, cuando el verano se apaga, sus pétalos comienzan a transformarse y adquieren una gama de colores envejecidos y únicos. Todas las hortensias siguen el mismo proceso de cambio de color pero cada tonalidad resultante es diferente en cada flor y en eso reside gran parte de su encanto. Su textura voluminosa y sus colores cambiantes reflejan la belleza natural del paso del tiempo y convierten cualquier rincón en un pequeño homenaje al otoño.
Colocadas en un búcaro sencillo de cristal, las hortensias lucen con toda su elegancia, aportando calidez y serenidad al ambiente. Además son flores que secan de forma excelente: basta con dejarlas con poca agua en un lugar seco y sin sol directo para que poco a poco de manera natural vayan deshidratándose. De esta forma conservarán su forma y colores característicos.














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